Hola,

Me llamo Mercedes, vivo en Castellón de la Plana casi toda mi vida aunque nací en Barcelona. Casada y con dos hijos estupendos, hago de este blog un trocito de mi vida cotidiana. Aquí viajo con mis recetas a mi manera, me reafirmo en mis raíces, crezco y aprendo como cocinera pero sobre todo, me emociona saber que el blog viene conmigo, que me ancla en mi mundo, mi hogar y mi gente.

Estas ante la ultima entrada del 2017 y no quería irme sin despedirme y desearte toda la felicidad del mundo en estos días y en el año que comenzamos, nunca sé muy bien que decir sin caer en la repetición, así que este año he querido desearos todo esto con un cuento, es especial para mi y espero que lo sea para ti.

Ahhh! y también hay receta, debajo del cuento, la encontrarás.

Era una oscura y fría tarde del recién estrenado invierno, aunque a Sara no hacía falta que le dijeran en que época del año nos encontrábamos, lo notaba en sus ancianos huesos, aunque hacía tiempo que había decidido no hacerles caso. Esa tarde estaba algo inquieta, había llegado la hora y lo sabía, aunque estaba anhelando este día hacía mucho, mucho tiempo, no podía reprimir esa sensación de alegría y a la vez de inquietud. Recordaba cómo si fuese hoy el día 24 de diciembre de hace doce años cuando esa misma mañana salió a dar un paseo por el bosque cercano a la aldea en busca de setas y alguna hierba para aromatizar sus guisos, oyó algo, no distinguió muy bien lo que era y se fue arrimando poco a poco, cuando más se arrimaba el sonido más le parecía ¿Un llanto de bebé? Cuando se hubo acercado lo suficiente no podía dar crédito a lo que veía, era un bebé abandonado lo suficientemente cerca de la aldea para ser descubierto, lo cogió, lo arropó y acunó y no fue hasta llegar a casa cuando descubrió que era una niña, la cuidó durante unos días ya que era festivo y no la quería dejar en manos de las autoridades, toda la aldea se volcó con Sara y la niña hasta el punto que el alcalde y el párroco intercedieron por ella y al final la niña se quedó con ella, era su nieta Agnes (puro/a).

Esa tarde Agnes estaba terminando sus tareas domésticas, las del colegio las haría mañana ya que era viernes y tenía todo el fin de semana por delante, ella también estaba nerviosa aunque ignoraba que su abuela lo estuviera y el motivo, ella estaba nerviosa porque era viernes y los viernes era el día de la historia con la abuela, era la noche en la que se sentaba a los pies de su abuela junto a la chimenea y ella le relataba una de sus historias o cuentos que a Agnes tanto le gustaban pero, antes tenía que sacar el chocolate caliente y las galletas a la mesa para cuando terminaran.

Sara la miró con cariño mientras Agnes disponía la mesa y cogía la manta para taparle las piernas, luego cogería su cojín preferido y lo acomodaría a sus pies para luego mirarla y decirle con la mirada que era la hora, que estaba feliz y que ya podía comenzar, tenía toda su atención.

Bien tesoro, le dijo Sara, esta noche te voy a desvelar un gran secreto, un secreto que ha ido pasando de abuelas a nietas desde que la memoria de la memoria alcanza a recordar, ya eres mayor y yo demasiado anciana para guardármelo por más tiempo y tu deberás desvelárselo a una de tus nietas cuando llegue el momento, sabrás a cuál de ellas elegir y cuando desvelárselo y nunca, nunca deberás contarlo a nadie más ¿entendido? Agnes asintió con la cabeza con expresión de no poderse creer lo que estaba escuchando, pero, apoyó la cabeza en el regazo de su abuela y esperó a que esta comenzara.

“Hace mucho, mucho tiempo nació una niña especial en todos los sentidos, era alegre, bondadosa y algo introvertida, pero, escondía un gran secreto, desde niña había sentido que no estaba sola, que aun estando sola en su cuarto había alguien más con ella, lo notaba, lo sentía, en clase, durmiendo e incluso cuando jugaba con sus amigas, esa presencia esta allí. Se fue haciendo mayor y se hizo amiga de la presencia, la veía como a una amiga, cuando la rozaba y sentía su alegría le embargaban sentimientos que no conocía, aunque últimamente desconfiaba de ella, la miraba con recelo ya que en los malos momentos desaparecía o apenas la sentía. Fue por entonces cuando empezó a caer en un pozo oscuro lleno de dolor, tristeza y abandono, no comprendía nada, cuando la buscaba y encontraba se esfumaba igual que aparecía, por las noches lloraba y le pedía que volviese y le preguntaba por qué la había abandonado, la presencia en contados momentos aparecía junto a ella, la miraba y con una sonrisa irónica desaparecía, eso hacia que sintiera cada vez más rabia hacia ella por no comprender su dolor y amargura y por dejarla sola ahora que tanta falta le hacía.

Un día mientras caminaba y sentía de una forma muy distinta, la sintió y la vio caminado a su lado, le dijo que siempre estaría con ella hasta el final y que sentía mucho todo lo que le había hecho sufrir pero que era necesario para que encontrara sus respuestas. Se puso frente a ella, la miró a los ojos y le dijo: mientras tu sufrías, yo sufría, si llorabas yo también lo hacia y si amabas te hacía sentir eso que solo tu sabes sentir y que te ha hecho ser quien eres. Desde pequeña, siempre te has preguntado el porque te pasaba lo que te pasaba yo siempre callaba e incluso te abandonaba, me dolía tanto como a ti, pero eras tu quien debía pasar por todo, así crecer y descubrirlo por ti sola. Hoy es un día feliz, lo has descubierto, tanto bueno y malo vivido, hoy ha dado su fruto. Hoy has comprendido, me has aceptado ya no lucharás contra mi ni desconfiarás, hoy has descubierto que no hay más sentido en la vida que el de “vivir”.

La niña que ya era una mujer la miró con todo el cariño del que fue capaz y con los ojos llorosos y el corazón a mil, la abrazó hasta que le olieron los huesos y solo pudo decirle:

                                                       "Gracias Vida"

                                                  


Y esta es la receta, una ricas galletas de vainilla de origen Austriaco con forma de herradura y rebozadas en azúcar glas. Son muy fáciles, seguro que tardas más en aprender a pronunciar su nombre que ha prepararlas, a mi me pasó.

Vanillekipferl de almendra:

Ingredientes: (60 piezas).
  • 280 gr de harina de todo uso.
  • 200 gr de mantequilla fría.
  • 160 gr de almendra molida.
  • 70 gr de azúcar glas.
  • 1/2 vaina de vainilla o un paquete de 8 gr de azúcar de vainilla.
  • 1 huevo.
  • Azúcar glas + un paquete de azúcar de vainilla para rebozar.
Preparación:
  1. En la superficie de trabajo, tamizamos la harina, formamos un hoyo para el huevo y ponemos alrededor la mantequilla, el azúcar glas, la almendra molida y la pulpa de la vainilla (cortamos la vaina en sentido longitudinal, a lo largo y con un cuchillo raspamos la pulpa).
  2. Lo amasamos muy bien, trabajando de fuera hacia dentro hasta obtener una masa compacta y homogénea.
  3. Envolvemos la masa con film transparente y lo dejamos en el frigorífico como mínimo 1 hora.
  4. Sacar del frigorífico y cortar la masa en 4 partes iguales.
  5. Encender el horno a 170º.
  6. Con cada parte, formamos tiras redondas (rollos) con las manos de unos 8 mm de grosor y 30 cm de largo (Ver fotos de abajo).
  7. Cortamos las tiras en piezas de más o menos 4 cm de longitud.
  8. Le vamos dando forma a las galletas, haciendo tiras pequeñas y dando forma de herradura, la colocamos en la bandeja del horno que habremos cubierto con papel vegetal.
  9. Introducir en el horno unos 10 ó 12 minutos, hasta que adquieran un tono marfil y las puntas estén algo más tostadas.
  10. En un plato hondo, ponemos el azúcar glas y la de vainilla, las vams rebozando una a una aun calientes.

Degustar frías si es que podéis esperar.






Nos vemos el año que viene, sé igual de feliz que yo me siento cuando pasas por aquí.

 Muchas gracias por tu tiempo y si tienes alguna duda no dudes en preguntar, estaré encantada de responderte en cuanto pueda.
También me puedes consultar en ancheli217@gmail.com.

Vanillekipferl de almendra y Feliz Navidad

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