Estas ante la ultima entrada del 2017 y no quería irme sin despedirme y desearte toda la felicidad del mundo en estos días y en el año que comenzamos, nunca sé muy bien que decir sin caer en la repetición, así que este año he querido desearos todo esto con un cuento, es especial para mi y espero que lo sea para ti.
Ahhh! y también hay receta, debajo del cuento, la encontrarás.
Era una oscura y fría tarde del recién estrenado invierno, aunque a Sara no hacía falta que le dijeran en que época del año nos encontrábamos, lo notaba en sus ancianos huesos, aunque hacía tiempo que había decidido no hacerles caso. Esa tarde estaba algo inquieta, había llegado la hora y lo sabía, aunque estaba anhelando este día hacía mucho, mucho tiempo, no podía reprimir esa sensación de alegría y a la vez de inquietud. Recordaba cómo si fuese hoy el día 24 de diciembre de hace doce años cuando esa misma mañana salió a dar un paseo por el bosque cercano a la aldea en busca de setas y alguna hierba para aromatizar sus guisos, oyó algo, no distinguió muy bien lo que era y se fue arrimando poco a poco, cuando más se arrimaba el sonido más le parecía ¿Un llanto de bebé? Cuando se hubo acercado lo suficiente no podía dar crédito a lo que veía, era un bebé abandonado lo suficientemente cerca de la aldea para ser descubierto, lo cogió, lo arropó y acunó y no fue hasta llegar a casa cuando descubrió que era una niña, la cuidó durante unos días ya que era festivo y no la quería dejar en manos de las autoridades, toda la aldea se volcó con Sara y la niña hasta el punto que el alcalde y el párroco intercedieron por ella y al final la niña se quedó con ella, era su nieta Agnes (puro/a).
Esa tarde Agnes estaba terminando sus tareas domésticas, las del colegio las haría mañana ya que era viernes y tenía todo el fin de semana por delante, ella también estaba nerviosa aunque ignoraba que su abuela lo estuviera y el motivo, ella estaba nerviosa porque era viernes y los viernes era el día de la historia con la abuela, era la noche en la que se sentaba a los pies de su abuela junto a la chimenea y ella le relataba una de sus historias o cuentos que a Agnes tanto le gustaban pero, antes tenía que sacar el chocolate caliente y las galletas a la mesa para cuando terminaran.
Sara la miró con cariño mientras Agnes disponía la mesa y cogía la manta para taparle las piernas, luego cogería su cojín preferido y lo acomodaría a sus pies para luego mirarla y decirle con la mirada que era la hora, que estaba feliz y que ya podía comenzar, tenía toda su atención.
Bien tesoro, le dijo Sara, esta noche te voy a desvelar un gran secreto, un secreto que ha ido pasando de abuelas a nietas desde que la memoria de la memoria alcanza a recordar, ya eres mayor y yo demasiado anciana para guardármelo por más tiempo y tu deberás desvelárselo a una de tus nietas cuando llegue el momento, sabrás a cuál de ellas elegir y cuando desvelárselo y nunca, nunca deberás contarlo a nadie más ¿entendido? Agnes asintió con la cabeza con expresión de no poderse creer lo que estaba escuchando, pero, apoyó la cabeza en el regazo de su abuela y esperó a que esta comenzara.
“Hace mucho, mucho tiempo nació una niña especial en todos los sentidos, era alegre, bondadosa y algo introvertida, pero, escondía un gran secreto, desde niña había sentido que no estaba sola, que aun estando sola en su cuarto había alguien más con ella, lo notaba, lo sentía, en clase, durmiendo e incluso cuando jugaba con sus amigas, esa presencia esta allí. Se fue haciendo mayor y se hizo amiga de la presencia, la veía como a una amiga, cuando la rozaba y sentía su alegría le embargaban sentimientos que no conocía, aunque últimamente desconfiaba de ella, la miraba con recelo ya que en los malos momentos desaparecía o apenas la sentía. Fue por entonces cuando empezó a caer en un pozo oscuro lleno de dolor, tristeza y abandono, no comprendía nada, cuando la buscaba y encontraba se esfumaba igual que aparecía, por las noches lloraba y le pedía que volviese y le preguntaba por qué la había abandonado, la presencia en contados momentos aparecía junto a ella, la miraba y con una sonrisa irónica desaparecía, eso hacia que sintiera cada vez más rabia hacia ella por no comprender su dolor y amargura y por dejarla sola ahora que tanta falta le hacía.
Un día mientras caminaba y sentía de una forma muy distinta, la sintió y la vio caminado a su lado, le dijo que siempre estaría con ella hasta el final y que sentía mucho todo lo que le había hecho sufrir pero que era necesario para que encontrara sus respuestas. Se puso frente a ella, la miró a los ojos y le dijo: mientras tu sufrías, yo sufría, si llorabas yo también lo hacia y si amabas te hacía sentir eso que solo tu sabes sentir y que te ha hecho ser quien eres. Desde pequeña, siempre te has preguntado el porque te pasaba lo que te pasaba yo siempre callaba e incluso te abandonaba, me dolía tanto como a ti, pero eras tu quien debía pasar por todo, así crecer y descubrirlo por ti sola. Hoy es un día feliz, lo has descubierto, tanto bueno y malo vivido, hoy ha dado su fruto. Hoy has comprendido, me has aceptado ya no lucharás contra mi ni desconfiarás, hoy has descubierto que no hay más sentido en la vida que el de “vivir”.
La niña que ya era una mujer la miró con todo el cariño del que fue capaz y con los ojos llorosos y el corazón a mil, la abrazó hasta que le olieron los huesos y solo pudo decirle:
"Gracias Vida"
Y esta es la receta, una ricas galletas de vainilla de origen Austriaco con forma de herradura y rebozadas en azúcar glas. Son muy fáciles, seguro que tardas más en aprender a pronunciar su nombre que ha prepararlas, a mi me pasó.
Vanillekipferl de almendra:
Ingredientes: (60 piezas).
Degustar frías si es que podéis esperar.
Y esta es la receta, una ricas galletas de vainilla de origen Austriaco con forma de herradura y rebozadas en azúcar glas. Son muy fáciles, seguro que tardas más en aprender a pronunciar su nombre que ha prepararlas, a mi me pasó.
Vanillekipferl de almendra:
Ingredientes: (60 piezas).
- 280 gr de harina de todo uso.
- 200 gr de mantequilla fría.
- 160 gr de almendra molida.
- 70 gr de azúcar glas.
- 1/2 vaina de vainilla o un paquete de 8 gr de azúcar de vainilla.
- 1 huevo.
- Azúcar glas + un paquete de azúcar de vainilla para rebozar.
- En la superficie de trabajo, tamizamos la harina, formamos un hoyo para el huevo y ponemos alrededor la mantequilla, el azúcar glas, la almendra molida y la pulpa de la vainilla (cortamos la vaina en sentido longitudinal, a lo largo y con un cuchillo raspamos la pulpa).
- Lo amasamos muy bien, trabajando de fuera hacia dentro hasta obtener una masa compacta y homogénea.
- Envolvemos la masa con film transparente y lo dejamos en el frigorífico como mínimo 1 hora.
- Sacar del frigorífico y cortar la masa en 4 partes iguales.
- Encender el horno a 170º.
- Con cada parte, formamos tiras redondas (rollos) con las manos de unos 8 mm de grosor y 30 cm de largo (Ver fotos de abajo).
- Cortamos las tiras en piezas de más o menos 4 cm de longitud.
- Le vamos dando forma a las galletas, haciendo tiras pequeñas y dando forma de herradura, la colocamos en la bandeja del horno que habremos cubierto con papel vegetal.
- Introducir en el horno unos 10 ó 12 minutos, hasta que adquieran un tono marfil y las puntas estén algo más tostadas.
- En un plato hondo, ponemos el azúcar glas y la de vainilla, las vams rebozando una a una aun calientes.
Degustar frías si es que podéis esperar.
Querida Merche, cuando esta tarde vi tu publicación en Facebook, desee llegar a casa para leerte, pausado, deleitándome en cada palabra, y todo sin saber sobre que trataría tu cuento, sin dudar que me gustaría de principio a fin. ¡Qué bonito lo haces!
ResponderEliminarCreo que la vida está llena de patrones estereotipados, que algunos siguen al pie de la letra, pero si eres de los que como yo, vamos a nuestro aire, pero sin molestar a nadie, sin prisas pero sin pausas, llega un momento en el que sientes como la vida pasa casi en un visto y no visto, y lo que realmente importa es haberla disfrutado, y si es acompañados mejor que solos, sobre todo cuando la vida aprieta y necesitas un hombro donde llorar, una mano que te ayude, unos ojos que te acaricien solo con mirarte, alguien que te escuche, que te comprenda, que te ame, y a quién le dediques toda tu vida porque sientes mariposas en el estómago cuando la tienes cerca, o cuando sabes que te espera al llegar a casa. Eso es vida, y gracias a eso, merece la pena vivir a pesar de lo duro que es ver la cruda realidad.
Sé que este año ha sido muy intenso para ti, que has pasado momentos de miedos que superar, y que afortunadamente quedó atrás, que solo es un mal recuerdo, que el sufrimiento ya pasó, y que la vida de nuevo te sonríe, tendiéndote la mano para que vuelvas a disfrutarla como si no hubiera un mañana. Por eso espero que tus deseos se hayan visto cumplidos, si no todos, al menos los más importantes.
Un fuerte abrazo y muchos besos, disfruta una feliz Navidad, y que el próximo año que viene, termines de realizar todos tus sueños, al menos la mayoría.
Besos.
PD: Tus vanillekipferl quedaron fabulosas.
Hola tesoro, ya estamos en 2018, así que aprovecho para desearte lo mejor de mejor y que seas todo lo feliz que necesites.
EliminarUna vez dicho esto, decirte que me has dejado con la boca abierta, tu sí que escribes bien! Este año como tu dices ha sido algo caótico para mi, empezó con el fallecimiento de mi padre antes de estas fiestas que acabamos de pasar y después lo que tu ya sabes, pero como muy bien has dicho, es importante tener a alguien y en eso tengo mucha suerte.
Este año lo recibo con esperanza y muy tranquila, detrás del uno el dos, ya veremos dentro de unos dias jaja.
Un besazo y a por todas.
Me alegra que te gustaran mis galletas jajaja
EliminarHola Merche, como siempre nos deleitas con unos relatos especiales y entrañables, como este cuento que hoy nos has enseñado. Es precioso y dulce como tus postres. Me encanta estas sencillas pastitas , tienen que estar buenísimas no solo por los ingredientes que le has puesto sino por todo el cariño con el que las has hecho. Te deseo unas felices fiestas y un mejor año 2018. La vida se debe vivir siempre a tope. hacia adelante , sonriendo y disfrutando de ella. Besos guapísima.
ResponderEliminarPreciosa, si una cosa pongo en la vida, es cariño, en estos momentos estamos en el Nuevo Año y quiero que sepas que me encanta haberte encontrado.
EliminarMuchas gracias por todo y disfrutemos de nuestro 2018 que seguro que nos trae muchas cosas buenas.
Un besazo
¡¡Hola Merche!! Ya sé que ha pasado nochebuena y navidad, pero no podía dejar de venir tranquilamente para leer tu bonito cuento. He estado varios días visitando a mi padre para pasar con él las navidades. Ahora que ya estoy de nuevo en casa, me he dicho que la primera parada en la blogosfera tenía que ser la tuya, y aquí estoy deleitándome de tus bella palabras, que hasta me veía yo siendo esa niña que escucha con tanta atención el cuento de su abuela. Mágico el cuento, como todas tus palabras. Gracias por este regalo.
ResponderEliminarY estas galletitas tan buenas a mi me gustaron cuando las hice hace tiempo, precisamente una navidad para disfrutarlas con mis hermanos y no dejamos ni una. Besitos.
No te preocupes Isa que en estos momentos ha pasado Noche buena, Navidad, Noche vieja y casi el Día de Año Nuevo jaja, soy así de rápida.
EliminarMe alegra mucho que hayas disfrutado unos días con tu padre, seguro que lo has pasado genial, cuando se hacen mayores son un cielete como la abuelita de este cuento que es el reflejo de la mía y de lo que disfrutaba de ella, era feliz.
Las galletas son muy ricas y en compañia de los tuyos, aun más.
Un besazo preciosa y te deseo un Feliz 2018 y que disfrutes de los buenos momentos que seguro, serán muchos.