¿A qué sabrán las nubes? Se preguntaba cada vez que se tumbaba sobre la hierba y las veía pasar.
Un día se lo preguntó a su padre, este no supo responder, no porque no lo supiera, sino porque no quería desilusionar a su hijo diciendo que son gotas de agua condensada y por lo tanto no sabían a nada.
Ernesto, que era como se llamaba el niño, seguía día tras día observando el movimiento y el cambio de color de las nubes. Sus padres lo observaban pensando que ya se le pasaría algún día o que lo estudiaría en el colegio y entonces lo comprendería, mientras tanto le dejaban soñar.
A los pocos días de la pregunta, Ernesto y sus padres fueron a pasar la tarde junto con otros amigos a la feria que acababa de llegar a la ciudad, los niños emocionados y los padres más sí cabía al ver sus rostros alegres.
Al llegar a la feria, todos querían subir a los mismos sitios, los caballitos, el tren de la bruja y cómo no a la rana, esa atracción en la que vas dando vueltas y saltas a la vez mientras tu trasero se va escurriendo y piensas que esta no la cuentas. No había ni un solo niño que no quisiera subir, aunque los padres temblaran ante tamaña temeridad, pero, en fin, como pasa siempre, si los demás suben, mi hijo también.
Entraron en el recinto ferial absortos por las luces de colores que se reflejaban en sus pupilas, corrieron al tren de la bruja, aunque no llegaban ni de puntillas a la taquilla por lo que tuvieron que esperar a sus padres, además ellos no llevaban dinero; el viaje fue genial, todos salieron con sus globos y el pelo alborotado por los martillazos de goma blanda que les propinó la bruja. Una vez en tierra y entre risas y saltos, se dirigieron a la siguiente atracción.
Ernesto era un niño muy tranquilo, aunque disfrutaba como el que más, pero ya de pequeño, le gustaba observar lo que le rodeaba, así que no fue corriendo, si no paseando sin perderse nada de lo que ocurría a su alrededor. Entonces la vio.
Dos calles más a la derecha estaban los autos de choque de los mayores (como ellos les llamaban) y al lado un pequeño puesto del que colgaban...nubes!, -no lo podía creer, vendían nubes y además la anciana las fabricaba envueltas en un palo-.
La anciana levantó la mirada y lo vio, le sonrió y siguió a sus quehaceres. Ernesto se fue acercando poco a poco al pequeño puesto de la anciana y lo primero que le llamó la atención fue que no era como como su mamá, sino que estaba muy arrugada como su abuelita, pero además vestía de una forma muy rara: llevaba un pañuelo anudado alrededor de la cabeza con monedas que le colgaban sobre la frente, una blusa muy escotada y una falda de mucho vuelo y además no llevaba zapatos.
La anciana lo vio llegar, solo, embobado mirándola a ella y con cara de sorpresa. Le preguntó al niño si se había perdido, a lo que él le respondió con un gesto de negación con la cabeza -no le salían las palabras-. La anciana se dio cuenta que no dejaba de mirar los algodones de azúcar blanco que tenía clavados en un lateral del puesto.
-¿Quieres uno? Le preguntó la anciana.
Ernesto le respondió preguntándole si se comían. La anciana se río y le dijo que sí y el niño se puso muy serio y le preguntó que porqué vendía las nubes. Ella se dio cuenta enseguida y con una sonrisa le dijo:
- Mi niño, estas son las defectuosas, las que no vuelan, me paso todo el día fabricando nubes, pero las más bonitas y grandes, las fabrico por la noche, cuando todos dormís, así cuando os levantáis por la mañana tenéis un cielo hermoso y con nubes recién fabricadas, grandes, suaves y esponjosas.
El niño le dio un beso con un gracias salido del corazón, salió disparado hacia donde estaban sus padres y amigos, aun a tiempo para subir a un elegante corcel con el que daría vueltas durante unos minutos y él en cada vuelta vería a la anciana fabricar nubes.
Nunca le contó nada sus padres, pero hoy es él el que, al llevar a la feria por primera vez a su hijo, le cuenta la historia de a qué saben las nubes.
Después de este pequeño cuento, de digo que el dulce hoy sí bien no es una nube, es igual de ligero, esponjoso y suave que ellas, es un dulce de naranja relleno de crema de cacao de origen portugués y recibe el nombre de Torta de Laranja, nosotros lo conocemos como Brazo de naranja portugués por su forma, aunque no tiene nada que ver con los brazo de gitano que preparamos nosotros, en menos de media hora lo tienes en la mesa listo para saborear.
Espero que lo disfrutes y si te animas a prepararlo, descubrirás a qué saben las nubes o casi.
Brazo de naranja portugués.
Ingredientes:
Puedes decorarlo al gusto, yo solo le espolvoreé algo más de azúcar.
La receta la tenía en pendientes desde hace tiempo, es del blog Cuinant que ella a su vez lo sacó de otro blog y el otro blog de otro y ya no he querido seguir la cadena.
Espero que lo disfrutes y si te animas a prepararlo, descubrirás a qué saben las nubes o casi.
Brazo de naranja portugués.
Ingredientes:
- 8 huevos
- 100gr. de azúcar si lo rellenas de crema de cacao o 200 sin rellenar.
- Zumo de 2 naranjas.
- Ralladura de la piel de 2 naranjas, si nada de blanco.
- 30 gr de harina.
- 85 gr. de mantequilla.
- Crema de cacao (nocilla, nutela o cualquier marca que utilices habitualmente)
- Azúcar para espolvorear
- Forra con papel vegetal el molde donde lo vayas a hornear, debe ser rectangular, el mío mide 34X22 cm.
- Encender el horno a 180º de temperatura con calor arriba y abajo.
- Funde la mantequilla en el microondas y pinta bien con un pincel de silicona el papel vegetal donde lo vayas a hornear, reserva la mantequilla.
- En un vaso de batidora alto, pones los huevos, el azúcar y la ralladura de naranja, bate hasta que crezca y sea una crema espumosa.
- A continuación, añade el zumo de naranja, bate bien y agrega la harina, sigue batiendo hasta que se integre.
- Finalmente añade la mantequilla que debes batir hasta que quede incorporada a la mezcla.
- Es hora de volcar la masa en el molde, no te asustes, es muy liquida.
- Lo introduces en el horno que debe esta caliente y lo dejas 10 minutos tranquilamente, a partir de entonces, debes vigilar que no se tueste, debe quedar con un color ligeramente dorado, si se tuesta demasiado, se partirá la superficie al darle forma, el total del tiempo en el horno suele ser de unos 20 minutos, sí ves que se te dora demasiado la superficie y al mover la bandeja, el contenido aun está algo liquido, cubre con papel de aluminio, así se terminará de cocer y no se tostará de más la superficie.
- Mientras tienes la masa en el horno, extiende en la encimera otro papel vegetal y lo espolvoreas con abundante azúcar.
- También, si es tu deseo rellenar el brazo con crema de cacao, debes calentar una pequeña cantidad en el microondas, así será más fácil de extender.
- Una vez tengamos nuestra masa dorada, la sacamos y volteamos el molde encima del papel vegetal de la encimera, de manera que la parte que se ha dorado caiga sobre el azúcar. Debes ir con cuidado que no se rompa la masa, una vez lo hayamos puesto sobre la encimera, retiramos con cuidado el papel vegetal que queda arriba.
- Rellenamos con la crema de cacao si es tu deseo o bien lo enrollamos directamente sin rellenar, de las dos maneras está delicioso, pero en ningún caso debe enfriarse, se debe enrollar aun caliente.
- Una vez enrollado, corta los dos lados para que quede más estético y esos te los comes.
Puedes decorarlo al gusto, yo solo le espolvoreé algo más de azúcar.
La receta la tenía en pendientes desde hace tiempo, es del blog Cuinant que ella a su vez lo sacó de otro blog y el otro blog de otro y ya no he querido seguir la cadena.
Deseo que te haya gustado. Muchas gracias por tu visita 😊
Buenos días, Merche. Me ha encantado tu historia. Unir historias y recetas también forma parte de mi blog.
ResponderEliminarEste brazo de naranja portugués lo hice para el día de Navidad de hace unos años y tuvo mucho éxito en el blog. Rellenarlo con chocolate, es una opción deliciosa porque es una de las combinaciones que más me gustan. Hasta sin azúcar, como lo hice yo, salió bien.
Besos y buen fin de semana.
¡¡Hola Merche!! Siempre que iba a una feria, también me gustaba saber a qué sabían las nubes y me encantaba llevar mi palito de la mano con la nube defectuosa y que comía a placer con pequeños pellizquitos que me llevaba a la boca. Ahora, y no tengo esa inocencia y cuando voy a la feria, ya no me compro una nube defectuosa. Qué pena, esto de madurar, es lo que tiene, siempre mejor ser niño, ahí todo es posible, no como en la vida de adulto, que casi nunca nada es posible.
ResponderEliminarPero bueno, este brazo de naranja es lo más posible que podemos tener los adultos, los dulces en sí, me siguen transportando a esa infancia con la apariencia de adulto, así que vivan postres como este, pura magia, como las nubes. Besitos.
Merche como me gusta que nos regales historias, y más si son tan tiernas y entrañables como esta. Sabes que suelo rememorar mucho mi infancia en DBM porque tuve una infancia feliz y llena de recuerdos bonitos, otros no tanto, pero esos los he borrado de mi “disco duro”, me quedo con los que saben a gloria bendita, como tu relato, tu pastel de naranja y sobre todo, el algodón de azúcar, que a mí por cierto siempre me ha sabido también a nubes.
ResponderEliminarBesos corazón, y gracias por regalarnos tu talento.
Uyyy ese niño me suena de algo...aunque se nos ha hecho grande. Este brazo tiene una pinta estupenda, me lo apunto. Besos.
ResponderEliminarTú has dado el sabor dulce a las nubes, con una historia tierna como el biezcocho y dulce también. Un bizcocho delicioso, magníficamente elaborado . Todo me ha hecho disfrutar. Un beso
ResponderEliminarHola Merche......yo creo que los besos saben a este brazo de naranja que nos has traido y que me llevo para casa¡¡¡
ResponderEliminarMuchos besitos dulces¡¡¡
Hola guapa , pero que historia tan tierna y dulce que nos has escrito. Tienes buena pluma para contar y escribir. Te lo repito , precioso. Al igual que para la cocina, este bizcocho de naranja es impresionantemente delicioso. Te ha quedado divino , las fotos preciosas, invitan a traspasar la pantalla. 👏👏👏👏👏😘😘😘 besos amiga.
ResponderEliminarQuiero sentir esas nubes en mis labios con un trocito de este espectacular brazo de naranja , qué postre tan perfecto , al igual que la historia compartida mi linda escritora.
ResponderEliminarGracias por todo y sigamos manteniendo la magia de la ilusión en nuestros corazones, al igual que Ernesto.
Besinos amiga . Buena tarde.
Qué historia tan bonita y qué receta tan bella. Inspiración :-) Un besazo
ResponderEliminar